La acidez en el vino es una de las sensaciones gustativas fundamentales y se refiere a la presencia de ácidos naturales provenientes de la uva y la fermentación. La acidez aporta frescura, vivacidad y equilibrio al vino, y es esencial para su estructura y capacidad de guarda. Un vino con buena acidez suele ser refrescante y agradable al paladar.
Ejemplo: Un vino blanco joven suele destacar por su acidez marcada, lo que lo hace ideal para maridar con pescados y mariscos.
← Volver al diccionario (Letra A)